Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 26 de abril de 2012

Esto sí es Caridad


Bueno, bonito y gratis... No es publicidad, es un pie. La gratuidad con la que Dios nos ama sólo puede ser correspondida con la gratuidad de nuestro compromiso, de nuestra vida. De eso saben mucho las personas de las que les voy a hablar.

Saben mucho los voluntarios de Radio María, por ejemplo, que no sólo sostienen económicamente la emisora, sino que “trabajan” gratuitamente en ella. No son el único ejemplo en el mundo de la comunicación. Sin ir más lejos, ninguna de las personas que colaboran en esta web reciben sueldo o compensación económica por ello. Antes al contrario, a algunos hasta les cuesta dinero. También son voluntarios los corresponsales del periódico diocesano Paraula, e incluso algunos de los fotógrafos que “trabajan” para la Agencia de Noticias del Arzobispado de Valencia (AVAN). A éstos, cariñosamente, les conocen como “los manolos”. ¿Adivinan sus nombres de pila? Ni los costes del teléfono. La gratuidad no es gratis.

Pues bien, sobre los voluntarios de Radio María se ha estrenado un corto que, basado en hechos reales, con un toque cómico y tierno a la vez, sigue la pista a 12 de ellos. Pueden acceder y visionarlo en la web creada al efecto: haymuchagentebuena.es. Es un buen nombre. A veces hace falta que nos lo recuerden.

jueves, 19 de abril de 2012

Tres hombres de Dios


Déjenme continuar con la técnica inaugurada la pasada semana de contarles tres micro-historias en una misma entrada. Esta semana les propongo las vidas de tres sacerdotes, auténticos hombres de Dios. Tres pequeñas visiones que vale la pena contar...

Comenzaremos con nuestro Santo Padre. Creo que no vale la pena disimular: tenemos un gran Papa. Quizá no tiene la “pegada” de Juan Pablo II, pero no desmerece como sucesor. El pasado lunes cumplió 85 años. Y es plenamente consciente de encontrarse en la recta final de su vida que, en ningún caso significa que vaya a sentarse a ver pasar los días y esperar la muerte.

Tal y como recoge ACI-Prensa (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=36691), Benedicto XVI presidió una celebración eucarística con motivo de su cumpleaños y en su homilía destacó encontrarse “ante el último tramo del recorrido de mi vida y no sé qué me espera”. Pero no se pierdan el resto de la frase: “sé, sin embargo, que la luz de Dios está allí, que Él ha resucitado y que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad, sé que la bondad de Dios es más fuerte que todos los males de este mundo. Y esto me ayuda a proceder con seguridad. Esto nos ayuda a seguir hacia adelante, y en esta hora agradezco de corazón a todos los que continuamente me permiten percibir el ‘sí’ de Dios a través de su fe”.

Me recuerda a aquellas palabras del Maestro a Pedro cuando le advierte que llegará el día en que le vestirán y le llevarán a dónde no quiere ir. Y sin necesidad de un “quo vadis”, Benedicto XVI está dispuesto a dejarse llevar con plena confianza en el Resucitado. Un hombre de Dios, no me negarán...


jueves, 12 de abril de 2012

De conversos, persecuciones y milagros


Y es que hoy no quiero señalarles uno, sino muchos héroes anónimos. Demasiadas veces podemos caer en el desánimo al contemplar cómo nuestra sociedad sucumbe a múltiples tentaciones. Ya que estamos en Pascua de Resurrección, déjenme intentar sembrar un poco de optimismo. En realidad, a veces que nos falta mucho de esto a  los cristianos: estoy convencido que entre nuestros grandes pecados figura la falta de esperanza.

Por eso, aunque sea con brevedad, quiero proponerles algunas historias conmovedoras, cautivadoras y esperanzadoras.

Por ejemplo, leo en ACI-Prensa (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=36651) una noticia realmente interesante: la nostalgia de Dios se apodera de columnistas —no públicamente católicos— en los medios de comunicación peruanos durante la Semana Santa. Ya es difícil para muchas personas “públicas” dejarse etiquetar por sus creencias religiosas, para que de repente escriban cosas como las que se transcriben en el citado artículo. No se lo pierdan, porque se parecen a la caída del caballo de Pablo camino de Damasco. Tengan una muestra: “... prefiero equivocarme escribiéndole a quien no le importo que equivocarme no escribiéndole a alguien a quien sí. Y ya que nos hemos tardado tanto en fumar la pipa de la paz, hagamos que valga la pena y cantémonos todos los salmos de una vez (...). Señor ten piedad de tu hijo que es miope, asmático, neurótico, hipotiroideo. Señor, no soy digno de que entres en mi casa pero siempre podemos sentarnos a conversar en un café".