Pasan desapercibidos. Casi ni nos damos cuenta. Pero están ahí. A su manera son héroes. Nadie les pondrá una medalla, ni tendrán homenajes. Probablemente, ni se hable de ellos. Al menos aquí, sí escribiremos...

jueves, 17 de noviembre de 2011

Tú puedes ser uno de ellos


Un héroe anónimo, se entiende...

Digamos que se llama Carlos. El nombre no es real. Desde que nació lo supieron. Sus médicos. Sus padres. Algo no iba bien en su cabeza. La poca esperanza a la que te aferras quedó rota con el diagnóstico.

Entonces llegaron los porqués, las preguntas, la rabia, el clamar al cielo pidiendo una explicación, exigiéndola. Carlos —ya he dicho que no es su nombre— era y es disminuido psíquico profundo. No hace falta tener conocimientos de medicina para imaginar la gravedad del asunto y sentir dolor en el alma.

Pero ni Carlos ni sus padres quedaron solos y a merced de los elementos y de una sociedad que aparta y oculta a los “no-válidos”. Un inciso al respecto de este último concepto: ¿Les he recomendado alguna vez la película “Gattaca”? No dejen pasar la oportunidad.

Les decía que ni Carlos ni sus padres están solos. Hay muchas personas y asociaciones para ayudar a los afectados de toda clase de enfermedades. Hoy vengo a hablarles de una de ellas: ASPADIS.

ASPADIS es una obra benéfico-social sin fin de lucro, fundada en 1980, que se dedica a la asistencia y rehabilitación de niños y jóvenes discapacitados psíquicos profundos, ayudándoles a lograr su máximo desarrollo físico, psíquico y social dentro de sus grandes limitaciones.

El fundador y director de ASPADIS es el Padre Vicente Aparicio, sacerdote valenciano que ha dedicado su vida a los más desheredados, a los más necesitados, a los más desconocidos, a los más olvidados...

Piénsenlo un momento. Esos jóvenes tienen sentimientos y, pese a sus problemas, siempre encuentran la forma de expresarlos. Sus almas están intactas. Quizá, incluso, más puras y limpias que las de cualquiera de nosotros. Pensándolo mejor, quiten el “quizás” de la última frase. Son hijos de Dios y hermanos nuestros. También son hijos, sobrinos, nietos. Sus familias necesitan las palabras, los abrazos y los besos que los jóvenes enfermos no siempre pueden darles...

¿No es una buena causa para dar un paso adelante? ¿No es un buen motivo para convertirse en héroe anónimo? En la propia web (www.aspadis.org) de la asociación encontrarán fórmulas de colaborar económicamente. En los tiempos que corren, les hace muchísima falta. Va en serio. Muy en serio.

Y por supuesto, existe también otra forma de colaboración compatible con la anterior. En realidad, ambas son necesarias: rezar por ellos. Por los enfermos y sus familias. Por trabajadores y voluntarios.

Seamos héroes anónimos. Anímate. Tú puedes ser uno de ellos. Un héroe.

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